El 13 de abril de 2022, la Cámara de Diputados de nuestra provincia aprobó la iniciativa para modificar el huso horario de todo el país, desde el -3 al -4. Esta no es, sin embargo, la primera vez que el Estado provincial busca modificar un elemento cultural tan esencial para nuestra vida cotidiana, como es el tiempo. Desde enero, se reavivó también el viejo debate por el “horario corrido” para los comercios. A la espera de resoluciones, se multiplican las preguntas: ¿Cómo se condicionan la economía y la siesta mendocina como elemento característico de la provincia? ¿Y dónde choca esta costumbre con la propuesta del nuevo huso horario? Los hábitos arraigados ¿son obstáculos o puentes para el progreso de las sociedades? Debemos dar pronta respuesta: ahora más que nunca, el tiempo corre.
Los actuales debates sobre cómo y qué tiempo debemos administrar en Mendoza responden al peso que la temporalidad tiene sobre todas las actividades de una sociedad, desde la producción hasta el ocio. Como lo señala el docente y psicólogo español Ramón Cladellas en El tiempo como factor cultural y su importancia socioeconómica: Estado del arte y líneas futuras (2009), aunque el elemento temporal “no es captado por los sentidos”, sucede que “sí se percibe su transcurso, o mejor, se enseña a percibir”, y esta enseñanza es provista por la propia cultura.
Así, cada sociedad crea, recrea y transmite a lo largo de su historia un conjunto particular de concepciones sobre la dimensión cronológica de la existencia. Y la Tierra del Sol y del Buen Vino no es la excepción. Esto explica, al menos parcialmente, el arraigo que tiene la siesta entre los habitantes de Mendoza. Se trata de una práctica centenaria que ha configurado un imaginario sobre la región que puede rastrearse, al menos, hasta el siglo XIX.
“Siempre oía ronquidos”
El testimonio de los viajeros siempre ha sido fuente de saberes para las ciencias humanas, y en particular la historia y antropología. Gracias a esto, podemos saber con bastante precisión que pensaban sobre la siesta los trotamundos que arribaban a la provincia a inicios del 1800. En Relatos y Recuerdos sobre las ciudades de Mendoza y Santiago en la memoria de los viajeros del siglo XIX (2005), la docente Teresa Giamporte recoge observaciones hechas por los foráneos, entre 1817 y 1835, que podemos comparar con algunas opiniones actuales.
En este documento podemos leer, por ejemplo, al ingeniero inglés Francis Bond Head describir a los mendocinos como “gente indolente -perezosa- en extremo. A las doce menos cuarto –continúa- cierran las tiendas, las ventanas de toda la ciudad están cerradas o entornadas y no se ve a nadie hasta las cinco, y a veces, hasta las seis de la tarde”.
Por si fuera poca la sorpresa para un nativo de suelo británico –donde la siesta no es costumbre y la puntualidad es ley-, Head aseguró que “al pasar por algunas casas, siempre oía ronquidos”.
Otro testimonio recogido por Giamporte es el de Peter Schmidtmeyer, filántropo inglés que recorrió parte de la Argentina y Chile entre 1819 y 1821, y que luego volcó sus experiencias en un libro. En sus crónicas, el viajero señaló que, a medida que se aproximaban a Mendoza con su comitiva, iba creciendo la “inexpresión de semblante racional y sensible” que observaba. Es decir: se encontró con un pueblo de apariencia aletargada. Su opinión sobre la siesta y el estilo de vida es más que elocuente: “Del poco tiempo –señala- que se deja para trabajar después de comer, tomar mate, fumar y dormir, han consumido la mayor parte de las veinticuatro horas”.
Los nuevos viajantes
Con el paso de los siglos, los turistas ocuparon el lugar preponderante que antes correspondía a exploradores como Head y Schmidtmeyer. Estos nuevos “trotamundos” llegan ahora masivamente a la Tierra del Vino y dejan sus impresiones, no ya en sus memorias, sino en el ciberespacio.
Es así como, en Tripadvisor, una de las páginas de reseñas de viajes más requeridas actualmente, podemos seguir rastreando la mirada del foráneo sobre nuestros hábitos de sueño. Un caso particular son los comentarios negativos sobre el paseo Peatonal Sarmiento. Entre las malas críticas, destaca la de TatiuskaM, una usuaria británica –según la información de su perfil- que, en enero de 2017, aprendió en carne propia que “un domingo o feriado (o en la bendita siesta), todo está cerrado”, rezan sus palabras textuales.
Todavía más explícito es el extenso descargo de un viajero israelí, el usuario Jaa193, que viajó por nuestra provincia en el año 2015. En tono casi antropológico, sentenció que “Mendoza, a pesar de su tamaño, es una ciudad dormida”. “¡Las tiendas del centro cierran todos los días de 1 p.m. a 4 p.m. para hacer la siesta!”, reseña luego.
Podemos ver que, para algunos, nuestros tiempos “más lentos” y descanso matutino son un inequívoco signo de atraso e incluso, de parroquialismo. La siesta no es para todos. Pero, ¿qué pasa con el sueño nocturno? ¿Cómo puede haber debate legislativo sobre una práctica que, a simple vista, aparenta ser instintiva y universal?
Un día que empieza demasiado temprano
La iniciativa de cambio de huso horario, aprobada unánimemente en la cámara baja provincial hace un mes y a la espera de tratamiento en el Poder Ejecutivo, reaparece año tras año cuando llega la estación de las hojas caídas. Pero en 2022, las opiniones a favor y en contra del laudo deben contemplar elementos nunca antes vistos: la profunda crisis económica, el avance de tropas rusas sobre suelo ucraniano al otro lado del mundo, e inclusive la ya menguante pandemia de Covid-19.
Jorge Difonso, diputado por el Frente Renovador – Unión Popular y redactor del mencionado proyecto, sabe que estas circunstancias tocan de cerca las finanzas y el bienestar de todos los mendocinos. En diálogo con Futre Online, el parlamentario comentó los múltiples beneficios que acarrearía el retrasar nuestros relojes una hora durante la temporada más fría del año.
“En realidad, esto surge por un planteo que hace la comunidad científica de Mendoza”, explica Difonso, refiriéndose a “la necesidad de adecuar el huso horario de la provincia al que realmente le corresponde”.
El diputado señala que nuestro territorio experimenta un “desfasaje” horario, pero que es en realidad una problemática federal. “Hoy, la Argentina está en el huso horario -3, respecto al Meridiano de Greenwich, y este es el que corresponde, por ejemplo, a la ciudad de Río de Janeiro”. Este dato no es menor: Desde Mendoza, deberíamos desplazarnos casi 2.400 kilómetros hacia el este para alcanzar la altura de la ciudad brasileña. En semejante distancia entra una franja horaria completa. En el siguiente mapa se puede observar el fenómeno, donde se advierte que ni siquiera la capital de nuestro país (en color naranja) comparte la altura de la ciudad carioca respecto al Meridiano de Greenwich.
La consecuencia de esto es que, aunque los relojes de ambas zonas marquen lo mismo, amanece más tarde de este lado del planisferio. “Planteamos atrasar la hora de nuestros relojes, en una hora, a los efectos de que las actividades laborales, educativas, se adecuen más a la posición del Sol” afirmó el parlamentario. Y a lo largo de la entrevista, Difonso insiste en un punto central: se debe avanzar con el cambio horario “sobre todo en la época de otoño/invierno”.
El invierno se acerca… y es muy caro
Según comenta el legislativo, nuestra nación se encontraría “camino a una crisis energética importante, por la situación geopolítica” de cara a la época invernal, que es la de mayor consumo de petróleo y gas. Ambos recursos, por aquella coyuntura internacional, han experimentado una escalada de precios, lo que encendió más de una alarma entre los dirigentes de un país sujeto a la exportación de gas natural licuado (GNL), como es el nuestro.
El Instituto Argentino de la Energía General Mosconi asegura que, a pesar de la baja histórica en los precios del GNL que se experimentó en 2020, merced a la disminución de consumo por las cuarentenas globales, “en el año 2021 los precios aumentaron de manera considerable” nuevamente. Así lo revela el Informe Anual de producción nacional de hidrocarburos que el organismo elabora cada año.
Y luego, la invasión a Ucrania generó presión sobre los principales distribuidores del GNL a nivel global, como son Estados Unidos, Qatar, y la invasora Rusia. Según revelan los informes de la IEASA (la empresa pública que reúne al sector petrolero y energético de Argentina), mientras en enero la importación de un barco de esta sustancia costaba unos 27 dólares por millón de BTU –unidad de medida en el negocio del gas-, los precios se elevaron hasta los 64 dólares por millón de BTU para el 1 de marzo. Esto es: sólo una semana después de iniciado el avance bélico orquestado por Vladimir Putin.
Por todos estos motivos, el diputado por el Frente Renovador hizo especial hincapié en torno a la ganancia que generaría la iniciativa del horario de otoño/invierno. “Según las cuentas de los dirigentes de las cooperativas eléctricas del país, se ahorraría el consumo de 10 ciudades de 150 mil habitantes aproximadamente”, explicó Difonso. “Con el huso horario que nosotros proponemos, hay una disminución cercana al 50% de kilowats para iluminar un espacio educativo como es un aula”, agregó.
Así, a los beneficios de “adecuar nuestro reloj biológico a la ubicación del Sol”, el político suma la ventaja del “ahorro económico y energético correspondiente”, que en un escenario de incertidumbre como el actual, puede hacer una enorme diferencia.
¿Cambiar nuestras costumbres para salvar la economía?
Sin embargo, la consigna del ahorro energético se encuentra con un obstáculo, como lo han señalado algunos dirigentes políticos: si lo que se busca es el aprovechamiento de las horas de luz diurna, entonces el horario cortado de comercio no es lo más conveniente, puesto que luego es necesario recuperar esas tres horas que, en promedio, “se perdieron” más temprano. Nuestra costumbre de la siesta es, desde el punto de vista de la eficiencia horaria y energética, absolutamente inadecuada.
Esta es la postura que sostiene Adrián Alín, presidente de la Cámara Empresaria de Comercio, Industria, Turismo y Servicio (CECITyS) de la provincia. Consultado por diario El Sol en enero de este año, Alín afirmó que si bien “los comercios están en toda su libertad de abrir cuatro y cuatro”, desde la Cámara “vamos a seguir insistiendo en ser “la gran provincia del oeste argentino”, y que van a publicar ya en el mismo ingreso desde Chile a aquellos locales que adopten el horario corrido.
Las posturas tomadas, como la de Alín, respecto a esta relación aparentemente antagónica entre siesta y economía no son, sin embargo, una novedad. Un importante antecedente de la problemática puede rastrearse en la experiencia de “Ciudad de Siesta”.
Impulsada por el Gobierno de Mendoza, esta iniciativa tuvo su prueba piloto hace ya 4 años, durante junio y agosto de 2018. ¿El objetivo? Lograr que los comercios de la capital provincial abrieran sus puertas durante la siesta por un período de 45 días, y evaluar las variaciones en las mediciones y nuevos datos -como el índice de ventas-.
Como lo señala la página oficial de Gobierno, fueron más de 200 locales los que se sumaron a Ciudad de Siesta en aquella oportunidad. Y aunque los resultados fueron a primera vista satisfactorios, muchos en encargados de comercio señalaron la necesidad de avanzar con un cambio paulatino en nuestros hábitos de consumo (y descanso) para que la medida tenga éxito en el largo plazo.
Como lo expresó Daniel Dimartino, entonces gerente general del Instituto de Desarrollo Comercial (IDC) y actual Director de Cooperativas del Ministerio de Economía y Energía local, diversos referentes del sector comercial “entienden que este cambio de costumbre demandará un tiempo hasta que se instale” y “hasta que se logre un acuerdo que incluya a todos los comerciantes”.
Resta conocer si la iniciativa será retomada desde los sectores políticos, luego del gran freno que significó la pandemia de COVID-19, especialmente en 2020 y la primera mitad del 2021. Aunque el nuevo escenario nacional e internacional se mostraría favorables tanto al cambio de huso horario como al horario corrido de comercio, desde el Ejecutivo mendocino no se han realizado declaraciones recientes al respecto.
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