“Venga a donde está el sabor, venga al país de Marlboro”, es el eslogan que acompaña en los posters a la figura del cowboy encendiendo su cigarrillo, montando a caballo o simplemente fumando mientras observa el alba con una mirada inexpresiva. Diversos han sido los debates en los que se ha intentado buscar la relevancia de este personaje en la cultura y el orden social. ¿A qué se debe la mística que rodea a este personaje y por qué sigue siendo aún relevante? En el cumpleaños de John Wayne -26 de mayo-, un grupo de amantes del séptimo arte le trajo al público mendocino la oportunidad de degustar la última pieza de una serie de historias del viejo Oeste. Futre Online estuvo ahí para presenciar el evento.
Cineclub Stocco es una comunidad de cinéfilos que, hace 12 años, le traen al público mendocino un cine "itinerante y de debate”, tal como ellos lo describen en su cuenta de Instagram. Sus proyecciones recorren la filmografía de directores, actores, géneros y hasta nacionalidades fílmicas. “Surge de la variedad de gustos que tenemos con nuestros compañeros” afirmó Fernando Heredia, uno de los organizadores quien aseguró ser “un enfermo total del oeste”. En mayo la comunidad se instaló en el Microcine Municipal “David Eisenchlas" para presentar una serie de westerns en blanco y negro: el ciclo estuvo dedicado al actor John Wayne y al director John Ford. La elección de estos dos hitos no fue casual. “Quisimos destacar la participación de este actor con este director, hace un tiempo hicimos un ciclo de westerns italianos y esta vez tocaba la estadounidense que es el principio de todo” contó Heredia. “La Diligencia” (1939) fue la primera cinta en proyectarse, le siguieron “Fort Apache” (1948), “Rio Grande” (1950), hasta llegar a la mítica “The Man Who Shot Liberty Balance” (1962) - o “Un Tiro en la Noche”, como se la conoció en Latinoamérica”- película que cerró el ciclo el jueves 26 de mayo.
Fuente: Film Affinity. Poster de "The Man Who Shot Liberty Balance"
El senador Ransom "Ranse" Stoddard, protagonizado por James Stewart (La Ventana Indiscreta, Vértigo, etc.), regresa junto a su esposa al pueblo, que lo catapultó hacia su carrera política, para asistir al funeral de Tom Doniphon (John Wayne). La visita es una excusa para recordar el infortunio por el que tuvo que pasar Ranse. En sus años de estudiante de leyes fue asaltado por un grupo de malhechores. Al ser rescatado y atendido por los vecinos de la zona, Ranse se encontró con un pueblo ignorante, pero humilde, gobernado por el temor hacia Liberty Balance (Lee Marvin), un Leviatán del Viejo Oeste cuya provocación le da el permiso de imponer la ley del más fuerte. Doniphon, el héroe, está cortado con la misma tijera, pero comprende que los tiempos están cambiando y que el país se encuentra en vías de construir un Estado constitucional que remplazará la celeridad del gatillo a la hora de resolver problemas. Ranse trae al pueblo los pilares de una democracia emergente. Sin embargo, un malentendido lo acompañará durante toda su carrera política. Será reconocido, no por alfabetizar a niños y adultos o por recordarles a los ciudadanos la importancia del voto, sino por haber sido el supuesto partícipe de los métodos que intentaba combatir.
A continuación, el trailer oficial de "The Man who Shot Liberty Balance" estrenado por Paramount Pictures:
¿Quién le disparó a Liberty Balance? ¿Acaso el fin justifica los medios? ¿Cuánto perdura el pasado en el presente? Fueron algunas de las preguntas que se discutieron al finalizar la película. Lulina Blako, integrante de Cineclub Stocco, presentó al film antes de su proyección como “Western Crepuscular” ¿A qué se debe esto? En palabras de Fernando Heredia: “Vemos un Oeste que avanza en el tiempo, se ven cosas como trenes, llegan abogados a los pueblos donde antes se manejaban por leyes de los forajidos”. Blako por otro lado consideró que “en esta película no se desarrolla tanto la acción como el dialogo, la relación entre los personajes”. Una respuesta más distendida se escuchó desde el fondo por parte de un espectador refiriéndose al personaje de James Stewart: “Es un poco como Jeremías Springfield, el héroe es héroe, listo, no podemos matarlo porque si no se cae toda una historia. Él vive en una mentira”.
Fuente: Cineclub Stocco. Poster del Ciclo de Cine "El Western en Blanco y Negro".
¿Cuál es el origen de los Cowboys?
Paul H. Carlson, historiador estadounidense, afirmó en su libro The Cowboy Way (2000) que, durante su periodo clásico –segunda mitad del siglo XIX-, los cowboys tenían un promedio de 24 años, vivían sumidos en la suciedad, eran analfabetos y marginados por la sociedad. De hecho, odiaban ser llamados cowboys, debido a que esa palabra se asociaba a ladrón o borracho. Por otro lado, Michael Dinwiddie, profesor de la Gallatin School de la Universidad de Nueva York, afirmó en el marco del programa de Extensión en Humanidades de la Universidad de San Andrés celebrado en 2008, que al menos un tercio de ellos eran de origen indio, hispano y africano. ¿Pero cómo pasamos de ese cowboy al que conocemos hoy? Tal como se afirmó en La Nación, la figura del Cowboy ha sido modificada por series, películas y ediciones de "novelas de un centavo" del siglo XIX hasta convertirse, como afirma Martín Böhmer, director del área de Derecho de la Universidad de San Andrés, en “un símbolo positivo y un pilar en la comunidad”. Un ejemplo de ello se puede ver en el prólogo de Buffalo Bill (1894) de W. F. Cody: “Vivió libre e independientemente, pero sin desviarse en ningún momento de la justicia y el orden establecido. Diestro en el manejo de su arma [...] jamás hizo uso indebido, jamás abusó de los servicios de su caballo ni se ensañó con sus vencidos enemigos”. Dinwiddie afirmó que, “a pesar de sus orígenes diversos, la imagen del cowboy de los westerns y de las novelas es, de manera casi excluyente, la del hombre blanco”.
“No tan distintos”
Fuente: Pinterest
Existe una figura nacional que no pasa desapercibida, la cual puede compararse con el cowboy: el gaucho. Su origen etimológico, según National Geographic, proviene del quichua y mapuche “huacho”, que significa huérfano. Sus orígenes étnicos son el resultado de dos civilizaciones: la europea y la de los pueblos originarios. “Posiblemente los primeros gauchos fueron personas que rompieron sus ataduras con el pasado y se marcharon a la soledad de la gran pampa donde había agua, pasto y ganado”, explicó el medio. Sin embargo, su similitud con el cowboy tiene un punto de inflexión.
“Soy gaucho, y entiéndalo como mi lengua lo esplica: para mí la tierra es chica y pudiera ser mayor; ni la víbora me pica ni quema mi frente el sol”
Es una de las primeras estrofas de Martin Fierro de José Hernández, libro que consolidaría al símbolo.
¿Contra quién se impone Martín Fierro? Martín Böhmer relató los días del autor redactando Martín Fierro en un hotel frente a la Casa Rosada: "Hernández responde al monólogo de Sarmiento [y su Facundo] con otro monólogo: la comunidad deja al gaucho afuera y éste reacciona como gaucho malo, porque le quieren imponer orden autoritariamente. Se siente víctima y se queja, como en los tangos". Para Ezequiel Adamovsky, historiador e investigador del CONICET, “el gaucho fue primero un emblema de las clases populares y más tarde un símbolo de argentinidad” de la mano de nacionalistas como Leopoldo Lugones. En palabras de Böhmer: "La autoridad en la Argentina se armó con el Facundo y con Las Bases, de Juan Bautista Alberdi: con democracia en las formas, pero conscientemente autoritaria. Por otra parte, cuando se busca inclusión, se lo hace desde el Juan Moreira, de Eduardo Gutiérrez, o desde el Martín Fierro: violando normas”. Un personaje ubicado en las antípodas del modelo nacional emergente arrastraría contradicciones para las autoridades ya que, al igual que "Ranse" Stoddard, se preguntarían si el fin justifica los medios. El resultado fue la herencia de ese “pasado conflictivo “, el cual Adamovsky afirma que difícilmente lo podían despojar, en donde la ley y el orden no están exentas, como afirma Böhmer, de la violación de la norma. El abogado ofrece un ejemplo de esta contradicción: “Una infracción concluye como un diálogo entre pares, uno hace la “gauchada” de completar el sueldo, el otro la “gauchada” de no poner la multa. Desaparecen el policía y el infractor. Aquí aparece la relación de los argentinos con la ley y la institucionalidad”.
Entre chaparreras y bombachas
Sus semejanzas no han pasado desapercibidas para los ojos del mundo. A continuación, vemos un corto animado de Disney, en donde Goofy vive ese paralelismo:
Sin embargo, la realidad no es tan colorida. Tanto el cowboy como el gaucho han sido personajes corrompidos para ser utilizados con fines políticos y comerciales. Pero sus representaciones en sus respectivas naciones fue diferente, tal como lo considera Julio C. Báez, Doctor en Derecho Penal y Ciencias Penales, “el cowboy representa el apego a la ley; el gaucho su combate; el cowboy es un personaje aglutinador de consensos y el gaucho no es más que un [personaje] de luz que gesta el incordio [...] Ya sea que el gaucho ha sido un desertor originario y el cowboy un héroe natural o construido es palmario afirmar algunos disensos entre ambos; el Gaucho – justa o injustamente – se lo ha hermanado a la transgresión, a la vaguedad y al alejamiento de la norma”.
Una voz de consenso
Jorge Luis Borges se ha mostrado interesado en la figura del gaucho.
“Nunca dijo: Soy gaucho. Fue su suerte No imaginar la suerte de los otros. No menos ignorante que nosotros, No menos solitario, entró en la muerte.”
Es como concluye su poema “El Gaucho”. ¿Cómo recibió Borges esa masa desordenada de información, de deformación y de invención sobre el arquetipo nacional?, se preguntó Mario Goloboff, escritor y docente en la Universidad de La Plata, en su artículo “Borges y el Gaucho”. Por un lado, Borges tomó su posición frente a la dicotomía afirmando que "en lo que se refiere a nosotros, pienso que nuestra historia sería otra, y sería mejor, si hubiéramos elegido, a partir de este siglo [XX], el Facundo y no el Martín Fierro". Por otro lado, sintió que hay que arreglar algunas cuentas con la literatura gauchesca, la cual no desprestigia su originalidad, pero nota que está construida por hombres de ciudad quienes "les fabricaron [a los gauchos] un dialecto y una poesía de metáforas rústicas" -en esta cita incluye especialmente a Hernández-. Pero muestra su admiración cuando la compara con el género western: "En el siglo XIX no se dio nada, en ninguna parte, parecido a nuestra literatura gauchesca. El Oeste norteamericano tenía un paisaje similar, personajes similares, y sin embargo produjo el Western, pero no produjo una poesía que reflejara ese paisaje y esos personajes. Además, nosotros no podíamos concebir una literatura en la que el comisario fuera el héroe". Más allá de todo, siempre se compadeció del gaucho: "Eran sufridos, castos y pobres" [...] "Morían y mataban con inocencia" [...] "No dieron a la historia un solo caudillo".
Una figura desaprovechada
En conversación con Fernando Heredia, acerca de la persistencia del género en el cine, surgió la duda de si el western evoluciona y se adapta a los cambios: “Totalmente, el cambio tiene que ver con los directores que fueron visionarios en eso. Ahora pasamos Liberty Balance, anteriormente pasamos Fuerte Apache donde hay un montón de críticas, está siempre presente el cambio. Lo que hay que ver son los directores, cada director va a reflejar a su modo eso porque tiene intención de hacerlo. Si fuera otro [que no sea John Ford] no lo haría porque es bravo meterse con la política”. En cuanto a la figura del cowboy como representación social, Heredia afirmó que “varía lo que son las épocas. Cada época va a ir mostrando un cowboy distinto. Es según el momento. Pasamos la guerra con los apaches y la caballería que es muy similar con lo que pasaba acá con la campaña del desierto. John Fort hace caer a los próceres de alguna manera”. Liberty Balance puede ser el anillo de una cadena en progreso dentro del género. Le procedieron films como Thelma & Louise (1991) que, a pesar de no ser estrictamente un western, representa al género en sus diversas características. Ridley Scott, su director, aseguró en el documental “El Último Viaje” (2002) haber reutilizado las técnicas cinematográficas de las películas de John Wayne y hasta las mismas locaciones. Sin embargo, el caballo fue remplazado por un Ford Thunderbird modelo '66, el sombrero por una gorra de camionero, y los cowboys por dos mujeres que reflejaron la emancipación femenina de los años 90. Al avanzar en el tiempo, llegamos a Brokeback Mountain (2005)-Secreto en la montaña-, un film que, de acuerdo a La Nación, retrató la evolución cultural al tratar la homosexualidad entre dos cowboys. En cuanto al retrato del gaucho en el cine argentino, no solo no ha mostrado evolución, sino que también, como afirmó el actor Roberto Vallejos, “son contadas las películas sobre el gaucho argentino”. La ausencia del gaucho en la pantalla deja un vacío de mitos políticos, los cuales, como afirmó Gustavo Marangoni en su libro “Política ATP: Una introducción de Película a la Ciencia Política” (2012), son construidos para inspirarnos en sus actos y reflejar en ellos los valores más preciados que tenemos”.
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